Canvas of Life

Canvas of Life
La vida hace de nosotros lo que somos, en un instante imprevisible.

jueves, 14 de noviembre de 2013

Y así es como todo se va a la mierda un día.

Te costó el insomnio completo,
de un año y seis meses,
la partida de tu amado
quien en los brazos de una blanca musa
ahora descansa sus rojos labios.

Te levantas cada día
y no tomas un desayuno al despertar,
corres al metro, que hasta la madre va,
en camino al trabajo que paga con miseria
las horas de esfuerzo
de tu abuelo, tu tío, tu madre y tu papá.

Tu mejor amiga, Alicia,
se parte el alma amamantando a dos
mientras lava ropa y se acuesta con Marcos,
el hermano drogadicto del que no te gusta hablar
¿Pero a quién le va a gustar?
Vivir en un jodido barrio
en donde a todos les gusta abusar.

"No debes perder la esperanza"
- ¿En qué? ¿En quién?
Escuchas en el noticiero hablar.
¡Maldita TV de porquería,
que en fantasías a la gente le gusta envolver!
Para luego escupirles las caras
desde cuentas de miles
que no sabes ni por qué deben pagar.

Le debes al banco la vida
que le prometiste a tu mamá,
ahora eres sólo un número
en las cuentas de alguien más.
- ¿A dónde voy a parar? - Te preguntas
No hay nadie cuidando tu espalda.
No existe tal príncipe
que no quiera llegar hasta tus nalgas
para poderte rescatar.

Parece una novela surrealista,
en donde  los niños son billetes,
las mujeres son esclavas
y los hombres han perdido la dignidad.
Las medidas de control humanas
son la mierda que cada día ves pasar.

Entras al baño, y miras tu rostro al espejo
Preguntas -¿Quién soy?
- ¿A dónde voy?
Hay cicatrices que llevas dentro,
arrastradas desde hace siglos sin saberlo.
Heridas que aún duelen
del abuso a tu familia,
a tu madre,
y el de un loco que robó tu infancia.
Un inmenso mar aparece de la nada
y del todo...
Te ahogas en la pequeña habitación
No hay más oxígeno
Tus oídos ya no escuchan
Tu lengua no se mueve
Tu cuerpo se adormece
En la sien tienes el revolver
que guardaba tu abuela en el buró
Piensas:
-Dispara, que aquí terminó.



Anny



Hoy

Hoy soy más fuerte que ayer.
Hoy el frío no entra por la ventana
para arrojarme al vacío estanque de siempre,
aquel en donde los días de verano
la pasaba dormida.


Estoy muy cansada, pero aún no logro conciliar el sueño. Son las 4:40pm en mi querida ciudad, mientras tanto yo aquí a diez mil kilómetros y siete horas después dormito. Hoy estoy escribiendo para mi. Pienso, cavilo: parece que el mundo reclama mi gozo, mi júbilo y éxtasis de trescientos sesenta días; viajes, proyectos, amigos, paisajes, todo debo devolverle al universo o lo cobrará con insomnios.

Mis momentos maravillosos , como los de cualquiera, ahora ya no son míos, el tiempo se los ha llevado con él. El recién nacido hoy mañana es viejo. El reloj en cada nanosegundo marca un cambio, una trascendencia. Me pregunto si en este instante comienza uno para mi, estoy acostumbrada al cambio, a la acción y a la reacción; si no me muevo, si mis pies dejan de bailar, entonces soy polvo.

¿Qué se debe hacer?
 ¿Cuánto tengo que esperar?
¿Ahora qué matorrales hay que quitar?
¿Cuáles cenizas debo tirar?
¿En qué lugar debo escarbar?
¿Mañana tendré que correr?
¡No lo sé!
Pero por hoy,
sólo por hoy,
quiero dormir,
no quiero saber.


Anny

jueves, 7 de noviembre de 2013

A diez mil kilómetros

 Llevo tu nombre en mis venas,
resalta en mi piel con el simple roce del viento.
Soy tuya, sábelo que yo entiendo.
Yo lo comprendo a diez mil vientos,
a noches en días,
en sueños que no duermen,
en tormentas de rutina y lluvias de noviembre.


Anny