Canvas of Life

Canvas of Life
La vida hace de nosotros lo que somos, en un instante imprevisible.

jueves, 28 de junio de 2012

Juntos

No camines sin mi, si te agotas no existirá quién envuelva tus penas; no habrá guía que te lleve al abismo del cariño infinito, en donde el mar es arena y la tierra no existe; en donde los cielos son lúgubres  y las aves parlotean al ritmo de las marchas fúnebres.

Es el revés amor, de la vida, todos dicen; no me sueltes, forcejea mis labios si deseas, pero no te alejes que el camino tardío es. Mojarás tus pupilas tal vez, pero estaré ahí para hundirme en tus lagos de vesania; mirarme entre tus brazos y beber el fuego de tu alma consumido.

¡Vamos! Volemos juntos al sin paraíso que ninguno asiste. Somos ubicuos ahora, juntos rondemos lo que nadie.




A.C.

miércoles, 27 de junio de 2012

El Discurso

El 2006 fue el último año que estuve en la escuela preparatoria, tenía 16 años. Como parte del protocolo de clausura y término de una generación, mi profesor de Literatura me seleccionó (a la par de otra niña) para escribir el discurso de despedida. Cuando terminé el discurso lo leí ante el director de la escuela, y éste me dijo que no me dejaría leer el discurso ante todos porque era "muy revolucionario".

He rescatado aquél discurso y se los muestro a continuación:


DESPEDIDA ESCOLAR


Hace tres años, tuvimos que tomar la decisión de escoger una institución de formación media superior, la cual adoptaría los valores que serían parte inherente de nosotros y que regiría nuestras decisiones de aprendizaje en nuestra etapa de estudiantes.

El elegir a la Preparatoria Anexa a la Normal de los Reyes Acaquilpan, como promotora del conocimiento, significaba una propuesta nueva y fresca, para una formación sólida e íntegra con un fin, en esencia, de despertar las conciencias, de abrir el apetito ante las distintas disciplinas de tal manera que logremos permitir el desarrollo de estudios más profundos e instaurar como estandarte de nuestro quehacer diario la reflexión crítica, la responsabilidad, el trabajo minucioso y metódico.

Para lo cual hemos perseguido siempre acercar la institución a nuestros intereses, capturando un conjunto de habilidades a pesar de que su adquisición han costado mayores esfuerzos y preocupaciones, tales como pasadas noches en vela o angustias por el enigma de una prueba final; no obstante, las capacidades nuevas que adquirimos, no hubiesen sido capaz de absorberse sin aquellos humanos que promovieron una mayor aplicación a lo largo de nuestra formación, nos condujeron al conocimiento y apoyaron en todos los aspectos laborales; toda la gente capaz, dedicada a su trabajo en cada uno de sus niveles: comunidad docente, administrativa, directiva y todas las personas que buscan siempre la seguridad del plantel.

Del mismo modo debemos una eterna evocación hacia las personas que nos han socorrido económica y/o moralmente dentro de nuestra formación, que contribuyen al diálogo entre diferencias para que nosotros agrandemos las experiencias para comprender la historia de la vida, asimilar los sueños y las desilusiones, conllevándonos a lograr nuestros proyectos personales, inspirando nuestro ser para volvernos individuos auténticos.  Aquellas personas que han compartido nuestro crecimiento humano, además de aportar valores suficientes para el desarrollo de nuestra personalidad, para que seamos capaces de caminar con soltura por los senderos de la libertad, descubriendo nuevos caminos y comprobando en cada aventura que tenemos virtudes pero también limitaciones, y que lo esencial es aceptarse a sí mismos.

Pero la libertad que poseemos, de pensamiento, de acción, no debe encaminarse a infringir a nosotros mismos o hacia los demás, olvidando los valores que son eje principal de nuestras acciones, sino debemos comprender que esto ayudará a conducirnos a  elegir lo que en verdad queremos ser y hacer, creando el ideal que deseamos seguir, del cual consigamos un éxito eterno, y no atarnos en las metas a corto fin, que sólo producen una sensación de bienestar momentáneamente, hay que dirigirnos a una idea trascendental.

Por otro lado, el ideal que nos planteemos, debe enfrentarse a la realidad social de nuestro México y el mundo, encontrando en la larga travesía de su cumplimiento también distintos obstáculos, por supuesto que habrá sufrimientos, pero tenemos que convertirnos en humanos nuevos dispuestos a crear un nuevo país y por qué no, un nuevo mundo, una reconstrucción del estado desde sus mismas bases, un rediseño de la economía que atienda a todos los sectores, un verdadero sentido y función de la justicia, pues somos nosotros los jóvenes, quienes poseemos en las manos el cambio de un sistema controlador, somos quienes con coraje afrontaremos posteriores encuentros siempre buscando un bienestar, pero sepamos que la propia felicidad está condicionada a la de nuestros semejantes, pues no hay éxitos sin que halla posibilidades para todos.

Aconsejemos que nunca hay que entrar en el camino del materialismo, la ambición desmedida, la búsqueda del éxito a cualquier precio, la vanagloria...... pues estaremos siguiendo los pasos del egoísmo como un ser recto e insensible, ganando la propia destrucción del alma, y no conseguiremos más que apatía.

Por tanto, hay que adoptar un pensamiento revolucionario, haciendo a un lado la monotonía, abriendo paso hacia nuevas mentes, no refiriéndose a trasnochar o infringir contra los demás sino intentando cambiar nuestro futuro a partir de la lucha resistente a la creciente deshumanización, pese a los múltiples reveses éticos e intelectuales, a las abundantes pruebas del deterioro o relajamiento masivo de recursos y bellezas naturales que forman parte del lugar donde habitamos e incluso de nosotros mismos ya que sin ellos no existiría la sobre vivencia; podemos alentar la esperanza de salvar nuestra sociedad mientras existan esos pensamientos subversivos en nuestro medio, pues ciertamente ni el socialismo ni el comunismo serán el paraíso, pero dada la sociedad existente, no por ello deja de ser necesario, valioso y deseable: una idea por la que se puede y debe luchar.




miércoles, 20 de junio de 2012

¿A qué animal no te gustaría besar?


En aquellas épocas cuando asistía a la escuela preparatoria, gustaba de leer lo que a mi profesor de letras le parecía "subliteratura". La saga de Harry Potter, que en ese tiempo estaba en pleno auge, me parecía lo más descriptivo e imaginativo que pudiese existir. En el cuarto libro titulado "Harry Potter y el cáliz  de fuego" encontré aquello que sería tema de plática en mis años posteriores, la adivinanza de la esfinge. 

Harry Potter, cuando entra al laberinto se encuentra una esfinge que no le permite el paso hasta que responda la siguiente adivinanza: 

La esfinge se sentó sobre sus patas traseras, en el cen­tro mismo del camino, y recitó:

Si te lo hiciera, te desgarraría con mis zarpas,
pero eso sólo ocurrirá si no lo captas.
Y no es fácil la respuesta de esta adivinanza,
porque está lejana, en tierras de bonanza,
donde empieza la región de las montañas de arena
y acaba la de los toros, la sangre, el mar y la verbena.
Y ahora contesta, tú, que has venido a jugar:
¿a qué animal no te gustaría besar?

Harry la miró con la boca abierta.

Si nunca habías leído esta adivinanza, dime tú ¿A qué animal no te gustaría besar?

martes, 19 de junio de 2012

Estallé

Estallé, dejé mis piernas caer. Me llevé las manos a mi cara y no podía dejar de mojarlas, aunque me sentía seca por dentro. ¿Qué debo hacer? ¿Hacia dónde debo correr? Aún no lo sé. Soy brillante, dicen todos, pero no puedo dejar de pensar en lo que no debo y no me corresponde hacer. Cada noche, antes de dormir, me recuesto y no miro, intento no pensar en aquello que cada día me carcome, es como un gusano que muerde las entrañas,  que me hace divagar y desesperar. Como en Parachute, me siento en medio de una telaraña y no puedo escapar. 


Te lo dije, estoy llena de problemas, yo misma soy un problema. Una extraña que no se encuentra en su mundo.

viernes, 15 de junio de 2012

La niña

Yo soy mexicana, y radico en el Distrito Federal (DF). Gran parte de mi vida estuve en la tierra seca, en donde es triste la vida sino tienes un coche y pasaporte; aún después de tantos años, sigo de igual manera viendo a Tijuana como un lugar desalentador.

En mis recuerdos, yacen imágenes que jamás podré olvidar; cuales fotografías, niños bajando del monte, de la colina, con los zapatos roídos, la ropa arrugada, el cabello despeinado por el viento y sin los padres helicóptero; como era costumbre observar en mi escuela primara a la que había asistido en el DF. En la hora del receso, yo sacaba mi "lunch" que mamá había preparado para mi y a su vez esperaba que mis compañeros copiaran el acto, y la sopresa fue mía, al preguntar a una niña alta y delgada, de tez blanca y ojos esmeralda, cabello largo, rubio y despeinado - ¿Trajiste tu lunch?- a lo que constestó - No, es que mi mamá aún no compra la despensa - yo volví a preguntar - Y entonces ¿No haz desayunado? - y dijo: - No. Yo tomé la mitad de la torta de jamón que había preparado mi madre con tanto gusto, y una manzana, las cuales compartí con Jessica. 

Al igual que Jessica, muchos niños del 6o grado en la escuela primaria, no asistían a la escuela con un lunch preparado por mamá o un desayuno tomado desde casa, e incluso era muy extraño observar a padres de familia merodeando por la escuela. A mis 10 años, entendía que esa situación provocaba los desmayos repentinos en los salones de clase, las bajas calificaciones y el pobre aprendizaje.  

Cuando merodeaba por los alrededores de la escuela, podía observar a lo lejos pequeños grupos de niños jugando en las calles sin supervisión alguna. Las calles empedradas, con baches y coladeras destapadas, los charcos de agua, los automóviles desvalijados, no eran un panorama agradable y mucho menos un ambiente en donde los niños debían jugar. Me causaba tristeza ver que los niños no podían asistir a la escuela, que sus padres no estaban ahí para cuidarlos y alentarlos; mucho menos, para los que asistían a la escuela,  darles el desayuno o asistir con la profesora y preguntar en qué estaban fallando sus hijos. 

Un día pregunté a Jessica por qué su mamá y su papá nunca estaban en casa, a lo que ella contestó: - Mi papá se fue pa'l otro lado, y mi mamá trabaja desde tempranito en un lugar en donde hacen ropa. Ella tenía un hermano menor que cuidaba y al que preparaba la comida cuando su mamá aún no regresaba de trabajar. Mi mamá decía que el caso de Jessica no era el único en la ciudad, la mayor parte de los niños de su edad ni siquiera podían asistir a la escuela y que algunos se veían obligados a trabajar. 

Lo más lamentable es que fue hace más de diez años que viví este asunto, y cuando voy de viaje por aquellos lugares, observo que la situación sigue siendo la misma.