Canvas of Life

Canvas of Life
La vida hace de nosotros lo que somos, en un instante imprevisible.

lunes, 1 de octubre de 2012

Zombie

Últimamente los humanos ya no observan, ¿será porque ya han mirado en demasía? Tal vez creen acostumbrarse al desatino, al sucio viento, al exceso de apatía, al andar raído, a las caras largas y las ropas desgastadas. No levantan el rostro ni analizan los ojos, ni siquiera a sí mismos en el simple espejo. 

El dejar de curiosear y acechar, disminuye la percepción; no hay advertencia, se esfuma el aprecio, no  impresiona el caminar del ciempiés ni la mirada del gato, mucho menos el habla del mudo y la mirada del ciego, tampoco soportas el cuento de Juan Rulfo ni las matemáticas de secundaria del Baldor. Y es que los ciegos miran con el alma y por eso los sentidos los traen como cual amantes danzando bajo las notas del sax de Ben Webster. ¿Qué sientes cuando escuchas correr el aire entre el tlapitzalli?


¿Ya dejaste de inmutarte con el niño de cuatro años que limpia parabrisas en el semáforo cuarto de la quinta avenida? ¿Las casas de cartón sobre el camellón no te hacen sentir un hueco en el estómago? ¿Ya no le deseas buen día y le regalas un trozo de pastel al anciano de la pierna rota en el metro? ¿Y qué hay de la vista al basurero-parque de la esquina, tapizado de colillas de cigarro y no de césped? Los perros flacuchos de mirada perdida sobre el camino ¿ya no te dan ganas de tirarte a llorar como vil niño? ¿Ya no sientes coraje y ganas de correr y gritar afuera del edificio de la CNDH, del DIF, de la "Casa hogar", del Senado, de los Pinos, de Palacio Nacional, de la Catedral, de la Basílica, en la avenida más cercana a tu casa? Siéntate y cavila. ¿Ya no te vislumbras tirándote desde la Torre Latino y tu foto en la primera plana del periódico más amarillista? "El cráneo sobre el asfalto y los sesos atiborrados entre el polvo y las pisadas transeúntes", y los apelmazados mirando como lelos, diciendo -"Si, a ese wey lo conocí, ¡re-loco!, decía que estaba hasta la coronilla de la gente, que la educación no sé qué y que la política, y la manga del muerto. Y sí, ya está muerto, ¡pobre!"- (Loca y pobre la mujer que te parió, pinche conformista). 

No te cuestionas lo anterior, no te tiras al piso con las manos sobre la cabeza: "lamento decirte que has muerto, has desfallecido sin saberlo", eres un zombie, un pendejo más que dice que "estoy vivo porque respiro". Del montón, que se conforma con los cuántos pesos del pinche trabajo y el jefe gordo explotador: el que llega con su familia y grita tonterías al primero que se pone enfrente, o ¿le echas la culpa de tu desgraciada vida a otros?. No observas, no piensas, no reflexionas, no experimentas, no dudas, no te cuestionas, no te emocionas, no entiendes, no comprendes,  no contribuyes, ¡no, no, no, no! Eres nada, no sirves.

"Si no duele, no sirve", decía algún profesor de educación física en la preparatoria - "Si el ejercicio que haces no provoca la formación de cristalitos ácido láctico entre tus músculos, hasta sentir que tus piernas son un par de tablas, lamento decirte que te has meneado en vano"-. Y sí, encontré una analogía que he comprobado: si no lees hasta que te duele la cabeza no has leído demasiado, y que te punce hasta morir porque tardaste tiempo y esfuerzo en comprender las miles de letras. No aprendes si no lees, no ves y tampoco escuchas; no entiendes si no vuelves a leer y mucho menos comprendes ¿me explico? Con manzanas: Si no observas ni analizas entonces no aprendes, no entiendes y no comprendes, por lo tanto ¡No sirves!. ¿Por qué no sirves? Simple, eres un humano automático, un robot, un zombie, llámale como quieras. 


2 comentarios:

  1. Lo leí por segunda vez, sólo que ahora con el ritmo de "Latinoamérica" de Calle 13, y queda muy bien. Adicto a este blog...

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