Hoy como nunca

Hoy como nunca quiero lamer tu sexo.
¡Oh, mi Venus!
Se me antoja seducir a tu ombligo,
resbalar mi húmeda y delicada lengua sobre tu pubis,
selva negra que guarda los secretos
de batallas libradas entre sábanas y fuego.
Saborear y oler tu blanca piel aunada a tus caderas;
seda pura que se contonea con las notas de mis besos.
Mi corazón bombea con gran rapidez
mientras repto a mi objetivo.
Como soldado que iza la bandera del enemigo,
adrenalina que oscurece el mundo en dos sentidos.




Anny

En una cafetería que no recuerdo el nombre

El café está servido.
Negro en espuma,
el mar.
Ventosa de calor y azúcar mascabada,
que anula el sentido de los minutos.

No, pasa nada.
No, hay nada,
Sólo el instante que consume
los segundos como perlas que caen a un alcantarilla.
Reloj de arena,
y soy cero.
Me reduzco en el silencio de dos,
entre las palabras y risas de los comensales
(ejecútenlos a todos)
¡Que se acabe el mundo ahora!
Sin que logre escuchar,
en este momento en donde soy nada,
porque la nada siempre es mejor que el todo.



Anny

3:00am

Siento que mis glúteos me reclaman una guerra.
Mis piernas dolientes,
torpes se encaminan.
¡He cruzado un campo entero!

Mis senos, afligidos,
cansados se sostienen
tranquilos duermen, sollozan.
Mis manos,
en cambio,
lloran y se andan por regresar a tu pecho,
inquietos.
Y yo.
yo soy una musa renacida.

Mi ego se enaltece ante una batalla ganada,
aunque tú Tizona y yo un simple escudo de roble.
Ambos surcamos por el libido,
cielo del pulsaciones y sangre por doquier.

Me tomaste entre tus manos
como quien toma a un gorrión recién nacido.
Porque yo te absorbí el alma,
te adsorbí las penas,
te succioné como el alcohol a un borracho
(no al revés).
Fuiste mío.
Yo fui tuya.
Fuimos la representación de una orquesta
a las tres de la mañana.
Fuimos nubes columpiadas
por deseos añorados.
Fuimos magia entre besos de agua y azúcar
Fuimos los amantes que se amaron
por un instante que pareció eterno.


Anny

Rain

Llueve.

Está lloviendo ¿qué no ves? ¡Mira!

Las gotas caen a cuentas como lágrimas
en el que el rostro  cobra a las nubes su lugar.
Hogar de los ignorados.

Llueve porque lloran los fantasmas que viven en ellas.
Como recuerdos acongojados
(hace ya un año, el tiempo no perdona)
Son melancolía pasajera, de al menos una hora,
que en ocasiones se vuelven tormenta de días,
en meses.
Deberían mis oídos ser impermeables,mis ojos cauterizados.
¡Pero me piden a gritos que los mires!
¡Escúchales!
Cuéntales tus penas
Para que tiendan a cero y se aligeren las de ellos.
Así dejará de llover al menos por un tiempo.



Anny