Acepto que el aire aquí es más denso,
andamos por el gran núcleo industrial,
fábricas de desazón con dos patas.
Caminamos encontrando sin buscar
aquello que jamás pensamos pasaría,
disgustos, entre miradas ajenas
y serpientes de papilas
que pasan como sombras destructivas.
Insípida, transparente,
así me siento entre la multitud,
porque ahora no me salvas, ni tú.
Grisáceo eres y sin luz
común y absorto pasas,
las fantasías se desvanecen
y entre ellas yo.
No sale el sol,
odio el cielo,
la tristeza se me nota,
se derrama desde la cabeza hasta el suelo.
¿Cuál sería la diferencia entre morir hoy o mañana?
¿Qué más queda por hacer sin alas?
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