Llueve.
Está lloviendo ¿qué no ves? ¡Mira!
Las gotas caen a cuentas como lágrimas
en el que el rostro cobra a las nubes su lugar.
Hogar de los ignorados.
Llueve porque lloran los fantasmas que viven en ellas.
Como recuerdos acongojados
(hace ya un año, el tiempo no perdona)
Son melancolía pasajera, de al menos una hora,
que en ocasiones se vuelven tormenta de días,
en meses.
Deberían mis oídos ser impermeables,mis ojos cauterizados.
¡Pero me piden a gritos que los mires!
¡Escúchales!
Cuéntales tus penas
Para que tiendan a cero y se aligeren las de ellos.
Así dejará de llover al menos por un tiempo.
Anny
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