No camines sin mi, si te agotas no existirá quién envuelva tus penas; no habrá guía que te lleve al abismo del cariño infinito, en donde el mar es arena y la tierra no existe; en donde los cielos son lúgubres y las aves parlotean al ritmo de las marchas fúnebres.
Es el revés amor, de la vida, todos dicen; no me sueltes, forcejea mis labios si deseas, pero no te alejes que el camino tardío es. Mojarás tus pupilas tal vez, pero estaré ahí para hundirme en tus lagos de vesania; mirarme entre tus brazos y beber el fuego de tu alma consumido.
¡Vamos! Volemos juntos al sin paraíso que ninguno asiste. Somos ubicuos ahora, juntos rondemos lo que nadie.
A.C.
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