Estallé, dejé mis piernas caer. Me llevé las manos a mi cara y no podía dejar de mojarlas, aunque me sentía seca por dentro. ¿Qué debo hacer? ¿Hacia dónde debo correr? Aún no lo sé. Soy brillante, dicen todos, pero no puedo dejar de pensar en lo que no debo y no me corresponde hacer. Cada noche, antes de dormir, me recuesto y no miro, intento no pensar en aquello que cada día me carcome, es como un gusano que muerde las entrañas, que me hace divagar y desesperar. Como en Parachute, me siento en medio de una telaraña y no puedo escapar.
Te lo dije, estoy llena de problemas, yo misma soy un problema. Una extraña que no se encuentra en su mundo.
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