Gracias por confiar en mi
cuando ni yo podía creerme.
Gracias por aliviarme
cuando pretendía encenderme.
Eres una luz en mi vida, en mis días;
las sonrisas y locuras son contigo
el máximo infinito del cariño.
Te quiero, ser de inmenso fulgor,
humano de miel, humano de acero,
has hecho mi camino menos áspero y rastrero.
Te has apoyado a mi hombro y yo en el tuyo
como dos hermanos de sangre, aunque no seamos,
somos hermanos de alma y mente
pues siempre me mantienes al temple,
como yo a ti.
Cuando ando volando y caigo, estás ahí
para rescatarme entre el saber de tus brazos,
para sollozarme "aquí está tu amigo",
que como yo, me das tu abrigo
y me salvas del hecho estúpido y mendigo.
Le doy gracias al mundo haber nacido
y haberme encontrado en tu camino.
Te quiero amigo mío, mi hermano, mi sabio,
gracias por devolverme
gracias por caminar junto a mi
gracias por quererme
gracias por aceptarme y entenderme.
Gracias por tu amistad,
que como un gran campo de flores,
me espera después de cruzar la puta ciudad.
*Anny*
No hay comentarios:
Publicar un comentario